Anatomía del heroísmo

El 12 de mayo del 2008, un terremoto de 7.9 grados de intensidad sobre la escala de Richter sacudió la provincia de Sichuan, en China, matando a más de 70,000 personas. Lin Hao es un niño de 9 años que estaba sentado, en el momento del terremoto, en uno de los miles de colegios de esa provincia. Durante el sismo, el aula de Lin Hao colapsó sepultando a todos los alumnos. Lin Hao resultó ileso y, en lugar de salir corriendo y llorando como un niño típico, arriesgó su vida para buscar entre los escombros a sus compañeros que todavía seguían con vida. Logró salvar a dos arrastrándolos fuera de la zona de peligro. Cuando le preguntaron por qué actuó como un héroe, él respondió: «Yo era el presidente de mi clase y era mi deber ayudar a mis compañeros».

En 1939, cuando Alemania invadió Polonia, Irena Sendler era enfermera en el departamento de bienestar de la ciudad y manejaba los comedores comunitarios. Irena, horrorizada por lo que hacían los nazis en los campos de concentración, decidió arriesgar su vida para salvar a niños judíos de estos lugares. Convenció a madres judías de que le entreguen a sus hijos para sacarlos de los campos en tachos de basura, escondidos en sacos, en ambulancia como enfermos de tifus, etc. Ella llevaba un registro con el nombre de cada niño y de sus padres.

Cuando los nazis descubrieron lo que hacía Irena, la encarcelaron y torturaron para que indique el paradero de los niños. Ella nunca confesó. Cuando la mandaron a matar, un guardia polaco la liberó. Al final de la guerra, ella publicó la información que tenía sobre los niños. Irena logró salvar 2,500 vidas. Cuando le preguntaron a Irena por qué lo hizo, dijo que sólo hacía lo correcto.

Así como estos dos ejemplos, hay miles que no son publicados. Personas ordinarias haciendo actos extraordinarios.

Philip Zimbardo, quien estudió el heroísmo, menciona que para poder llamar a una persona héroe debe cumplir los siguientes requisitos:

1) Debe involucrarse en el hecho de forma voluntaria.
2) Debe comprender un riesgo alto de sacrificio, como una amenaza de muerte, una amenaza a su propia integridad física, una amenaza de largo plazo a su salud, o de reducir sustancialmente su calidad de vida.
3) El acto debe ser en servicio a terceros o a una comunidad.
4) No debe haber la intención de obtener un beneficio personal con el acto.

Zimbardo menciona que cuando una persona hace un acto de «heroísmo», pero tiene la intención de obtener fama o algún beneficio de él, deja de ser considerado un acto heroico.

Si quitamos el punto 2 de la definición anterior, es decir la amenaza a nuestra propia integridad, podríamos llamar héroes a todas las personas que, día a día, voluntariamente, se involucran en actos de ayuda a los demás sin esperar nada a cambio. El mundo está lleno de estas personas, pero estas aparecen muy poco en las noticias, no venden. En cambio aquellas que hacen daño, que son muchas menos en cantidad, son publicadas en todos los medios.

El miedo vende, porque nos impulsa a protegernos y a querer saber más de la potencial amenaza. En cambio, la bondad es agradable pero no vende, no tenemos que prepararnos para enfrentar la bondad.

No nos dejemos influenciar por los medios y sigamos haciendo actos de heroísmo cotidiano, haciendo el bien por los demás.

No solo la ciencia demuestra que servir a los demás nos hace más felices, además ayuda a crear una sociedad mejor para nuestros hijos.