Las empresas castigan sus malas deudas, eliminando de sus balances las que estiman serán imposibles de cobrar. Las personas, a fin de año, también deberían aprovechar y “castigar” sus malas deudas psicológicas. Durante el año acumulamos ‘pasivos emocionales’ con personas que quizá nos engañaron, actuaron injustamente o nos hicieron algún daño. Esas personas tienen una “deuda” con nosotros que no nos conviene cobrar. Cobrar este tipo de deudas nos traerá mayor infelicidad y, por ello, debemos de eliminarlas de nuestro sistema.
La rabia, el odio y otros sentimientos negativos son como espinas que clavamos en nuestro cuerpo cuando percibimos que alguien nos hace daño. Si no las sacamos a tiempo, pueden infectarse y hasta producir gangrena. El problema es que muchas veces las clavamos tan profundamente que pasan a nuestro subconsciente. Tenemos la rabia y el odio guardados contra una persona, pero no somos conscientes de ellos.
La pasión humana es como la gasolina para los vehículos de doble tracción. El mismo combustible te puede llevar a la cima o al barranco. La pasión bien utilizada nos puede impulsar hacia el logro de nuestras metas en la vida. Sin embargo, cuando odiamos, la pasión nos puede llevar a nuestra propia destrucción.
Tenemos que aprender a transformar odios, rabias e iras en sentimientos de compasión.
La compasión implica pensar más en los demás. Implica entender que las personas cometen errores y aciertos, y que la universidad de la vida hará que aprendan la lección. La compasión implica dejar de juzgar las equivocaciones de los demás y, en lo posible, ver la forma de ayudarlos. Compasión implica ser empático y comprender a las personas.
Pero, ¡qué difícil es lograr compasión cuando alguien te hace daño! Es fácil navegar en balsa con la corriente del río a favor. Sólo hay que dejarse llevar por ella. Ir cuesta arriba y contra la corriente requiere un esfuerzo descomunal. Lo mismo le ocurre al ser humano. Es fácil dejarse llevar por sentimientos bajos y negativos. Vivir con sentimientos y pensamientos elevados requiere de un gran esfuerzo, pero paga con creces.
La compasión te acerca al bien más preciado: la paz y la felicidad interior.
Algunos consejos para transformar los sentimientos de odio y rabia en compasión:
1. Piense en las personas con las que tuvo un problema en el pasado.
2. Póngase en sus zapatos y reflexione sobre las condiciones que vivía la persona cuando cometió el error. Entienda su pasado y las circunstancias que influyeron en su conducta.
3. Cuando se tiene odio contra una persona sólo se ve lo malo en ella. Piense en los aspectos positivos de la persona y en las veces en las que hizo algo bueno por usted.
4. Aprenda a perdonar. Recuerde que todos nos equivocamos alguna vez. Deséele algo bueno a la persona mentalmente. Cicatrice sus heridas con amor.
El Dalai Lama relata la historia de un monje budista que fue capturado por el gobierno chino y liberado después de veinte años de cárcel y torturas. Al llegar a su monasterio en la India, el monje había envejecido pero seguía teniendo paz interior. Cuando el Dalai Lama le preguntó sobre su mayor miedo, el monje respondió: “Mi mayor miedo fue perder mi compasión por quienes me encarcelaron y torturaron”.
Es difícil lograr el desarrollo espiritual de este monje budista, pero lo que sí podemos hacer es empezar el año limpios de sentimientos negativos y con una actitud de mayor compasión por las personas.