Hace poco asistí a un show en el que ballenas hacían pruebas como saltar o mojar a los participantes con sus aletas y, como premio, recibían del entrenador un balde de peces. Mientras más complicada fuera la prueba que hacía la ballena, el premio era más grande. Era evidente que el poder que tenía el entrenador sobre la ballena estaba basado en el premio.
El liderazgo gerencial es la capacidad de influir sobre los subordinados en el cumplimiento de una meta. Para lograr esto, el líder necesita poder.
Los investigadores John French y Bertram Raven identificaron varias fuentes de poder para influir sobre terceros:
1. Poder del premio:
Muy usado en la empresa. Los premios más frecuentes son los bonos, viajes, aumentos, entre otros. Con esto se logra influir sobre las personas en el corto plazo, pero no se crea compromiso. Más bien destruye la motivación interna de las personas porque éstas se concentren sólo en lo material, dejando de lado las motivaciones intrínsecas como el deseo de lograr, de contribuir, de entregarse. Basta que venga otro ‘entrenador’ que ofrezca más ‘pescado’ (es decir más premios) para que la persona cambie de trabajo. El dinero no es un motivador, pero puede convertirse en un desmotivador cuando no existe un nivel que cubra las necesidades de la persona.
2. Poder legítimo:
Deriva del puesto y no de la persona. A más alto el puesto en la jerarquía organizacional, más poder. Este tipo de poder es peligroso, cuando se convierte en la única forma de influir sobre los subordinados. Por ejemplo, si el jefe no es querido, ni respetado por su personal, suele usar ‘el poder legítimo’ y demotivar a su gente. Nuevamente, este tipo de poder no genera compromiso ni lealtad con la institución.
3. Poder experto:
Es el poder que se genera cuando la persona tiene habilidades, conocimientos e información vital para la organización. Cuando en un equipo, un subordinado tiene más experiencia que el líder formal, aquél tiene más influencia a través de su ‘poder experto’. Este equipo sólo puede funcionar si el líder piensa más en función de su equipo y no en su ego o su deseo de dominar.
4. Poder de referente:
Es un poder que magnetiza, atrae y alinea a los subordinados con el líder. Cuando acercamos a un imán un conjunto de brújulas, automáticamente todas las agujas se alinean en la dirección del imán. Lo mismo le ocurre al líder que tiene este poder, basado en la persona y no el puesto. El líder es un modelo que logra influencia por la admiración, respeto y agradecimiento que las personas le tienen. Este tipo de poder es el que genera mayor compromiso y motivación en los subordinados y aumenta cuando el líder se orienta a servir y a desarrollar a su personal.
Cuentan que un granjero que se iba de viaje le pidió a su hijo que cuidara sus plantas. De regreso, preguntó al hijo por sus plantas y este respondió orgulloso que las había hecho crecer diez centímetros en una semana. El padre impresionado salió a ver las plantas y encontró que el hijo las había jalado hacia arriba y que la mayoría estaban muertas.
Influir en el crecimiento de las plantas requiere abonarlas, regarlas y servirlas con cariño. De la misma forma, si queremos ejercer influencia positiva sobre nuestros subordinados, debemos servirlos y ayudarlos a crecer. Sólo de esta manera obtendremos de ellos un verdadero compromiso.