En una investigación se encontró que solo el 36% tiene confianza en sus líderes.
Para poder mejorar la confianza con nuestra gente es importante primero definirla:
La confianza es la creencia de que otra persona cumplirá nuestras expectativas.
El problema con la confianza es que las personas no necesariamente conocen nuestras expectativas. Por ejemplo, en el trabajo una ejecutiva que es contratada por su jefe le comenta sus expectativas explícitas a su futuro jefe: quiere un trabajo retador, donde pueda aplicar sus talentos, quiere un sueldo determinado, quiere trabajar máximo hasta las 7:00 pm en las tardes y así le explica otras expectativas. Pero la ejecutiva no le ha comentado las expectivas implícitas que tiene; por ejemplo, quiere ser reconocida cuando haga un buen trabajo, quiere trabajar de forma autónoma sin tener que consultar todo y así otras expectativas.
Al no hacer evidentes sus expectativas implícitas, el jefe no tiene esta información y no es seguro que las pueda cumplir. Al no cumplirlas se empieza a romper la confianza. Mi consejo es que se reuna con cada reporte directo y aclare sus propias expectativas implícitas sobre cada persona y escuche todas las expectativas implícitas de su personal. Aclare lo que puede o no puede cumplir, se sorprendería con lo que este ejercicio tan sencillo puede producir.
Otro elemento que destruye la confianza es cuando se rompen las promesas.
Evite hacer promesas para no enfrentar conflictos.
Es fácil prometer para salir de una situación problemática. No genere expectativas que después no podrá cumplir.