El empoderamiento en la hora de la verdad

Usted es gerente de marketing y tiene un jefe encargado de comunicaciones y eventos que ya tiene trabajando con usted 3 años con muy buen desempeño. Usted hace unos meses decidió darle más empoderamiento y le solicitó que se encargue de la realización de eventos de comunicación presupuestados sin consultarle.

Posteriormente, recibe una comunicación en copia de un evento que está organizando su jefe. En esta comunicación, usted se da cuenta que él ha seleccionado un proveedor que a usted no le gusta. No solo le parece un poco caro, sino que en alguna ocasión ha tenido un problema de cumplimiento.

¿Qué hace? ¿Lo deja actuar o interviene? Recuerde que usted le ha dado el poder de decidir.

Imaginemos que interviene y le cuenta su mala experiencia con ese proveedor en el pasado, pero el jefe le da sus argumentos a favor de contratarlo y está decidido a hacerlo. Usted no queda convencido. ¿Ahora qué hace? ¿Deja que ejerza su poder?

La respuesta que tomarían muchos gerentes es usar su autoridad y pedirle a sus jefes que no usen este proveedor. La justificación sería que están ejerciendo su responsabilidad cuidando la calidad y las finanzas de la empresa. Sin embargo; esta decisión tiene varios aspectos negativos:

  1. No está siendo coherente entre lo que dice y lo que hace, usted ofreció empoderamiento y luego no lo da. La falta de coherencia genera una pérdida de confianza en usted y desmotivación.
  2. Si usted tiene razón y no es un buen proveedor, su jefe aprenderá su lección y será mucho más cuidadoso en el futuro. De lo contrario, lo que aprende es a seguir dependiendo de usted.

Antes de empoderar, reflexione si está dispuesto a hacerlo en la hora de la verdad.