Nunca pensé ser escritor o columnista de algún diario. En el colegio, en mis cursos de lenguaje estaba entre los peores. Las creencias sobre mis capacidades de comunicar de forma escrita y oral eran de incapacidad absoluta. Luego, estudié la carrera de Ingeniería en Estados Unidos, así que nunca tuve que aprender a escribir en castellano en la universidad.
Pero después de un proceso de cambio personal, tenía un gran deseo de ayudar a otros en su cambio. Se me ocurrió escribir un artículo en el diario El Comercio de Perú en el año 1997. Cuando terminé mi artículo y se lo presenté a mi esposa, me lo “destrozó”, pero con cariño. Mi creencia era real, no sabía escribir. Pero luego de mejorar el artículo, este fue publicado con éxito. Seguí escribiendo con la ayuda de mi esposa y cada vez me sentía más competente en el tema. Después de 3 meses de escribir en el diario, El Comercio me comentó que mi sección era una de las más leídas. Esto me siguió animando a escribir, ahora estaba motivado, creía que sí podía. Seguí escribiendo artículos, luego un libro, luego dos y ahora ya he escrito siete, además de miles de artículos. Ahora tengo la absoluta certeza de que sí puedo escribir.
Les cuento mi historia porque está muy relacionada al concepto de autoeficacia de Albert Bandura. Somos autoeficaces cuando creemos en nuestras propias capacidades para organizar y ejecutar las acciones necesarias para alcanzar resultados. Al inicio, cuando empezaba a escribir no era autoeficaz, pero fui receptivo a la ayuda de mi esposa. Empecé con pequeños logros, como la publicación de un solo artículo. Poco a poco fui cambiando mi creencia, a medida que el entorno me demostraba que sí podía hacerlo.
Se han realizado muchas investigaciones que demuestran que las personas que desarrollan autoeficacia con respecto a una tarea, son más perseverantes, se desempeñan mejor, son más resilientes, es decir, son capaces de ser exitosos a pesar de la adversidad y eligen objetivos de mayor dificultad.
¿Cómo lograr que nuestra gente sea autoeficaz y esté más motivada? Sin duda la forma más eficiente es la que yo viví con mis artículos y libros; la experiencia directa. Si tenemos un subordinado que no se siente muy eficaz en alguna de sus funciones, debemos darle un pequeño reto en esa función y debe alcanzarlo con nuestra ayuda. Debemos hacerle tener una experiencia directa con el tema y que alcance un resultado positivo. Con pequeños logros, la persona irá cambiando su creencia y aumentando su autoeficacia.
Otra forma de aumentar la autoeficacia es con experiencias indirectas. Por ejemplo, se hizo una investigación con señoras que tenían mucho miedo a ser asaltadas. Se les puso a observar a una persona como ellas, pero con destrezas de defensa personal, afrontar una situación de ataque de un agresor y lograr reducirlo. Después de solo observar el modelo, las personas tenían menos miedo y empezaron a internalizar la creencia de que sí es posible defenderse.
A veces solo observar cómo realizan una actividad personas similares a nosotros, nos hace cambiar nuestras propias creencias sobre nuestras capacidades.
Finalmente, otra estrategia que ayuda a generar creencias de autoeficacia en las personas es la persuasión verbal. Por ejemplo cuando le decimos a nuestros subordinados que creemos en sus capacidades, que confiamos en ellos, que sabemos que ellos pueden salir adelante. Aquí se genera el estudiado efecto Pigmalión, donde nuestras altas expectativas pueden generar una profecía que se cumpla a sí misma.
Como jefes debemos entender que las creencias de autoeficacia de nuestros colaboradores afectan su motivación y desempeño. Debemos ayudarlos a generar creencias que les permitan alcanzar su potencial.
«Las creencias sobre nuestras capacidades terminan siendo profecías que se cumplen a sí mismas y por eso debemos entender su importancia»