Usted organiza un evento importante para su empresa y le encarga a un subordinado la responsabilidad de llevarlo a cabo. Le pide que se asegure de que todo salga bien y le explica lo que necesita. El día del evento usted observa que no han servido el desayuno como deberían. Escucha a unos clientes comentando: “Cómo es posible que ni siquiera sirvan un café”. Se siente frustrado y amargo. Algunos micrófonos no funcionan, hay demoras y algunos clientes se van. Al término del evento, busca al subordinado y le exige explicaciones. A continuación describo dos posibles respuestas del subordinado:
“Pensé que otras personas eran responsables del desayuno y de los equipos técnicos. Yo cumplí con mi trabajo. Nadie me dijo que tenía que verificar todo”.
Otra respuesta podría ser: “Disculpe, admito que me faltó supervisar. Me confié demasiado; ya aprendí que debo chequear hasta el último detalle de todo”.
Estas respuestas revelan las dos orientaciones de lo que el investigador Julian Rotter, coautor de “The Powermind System. Twelve Lessons on the Psychology of Success”, denomina “Locus de Control” (LC).
El LC se refiere a dónde pone uno la responsabilidad de lo que le pasa en la vida, en uno mismo o en circunstancias externas.
La primera respuesta está alineada con el LC externo. Quienes tienen esta orientación piensan que la solución de los problemas depende más de circunstancias, de la suerte, de terceros y de fuerzas externas. La segunda respuesta denota un LC interno, y denota que la persona considera que la solución a la mayoría de problemas depende de ella misma. Que uno construye su vida sobre la base de sus actos y que puede influir sobre la circunstancias. Estas personas creen ser maestros de su propio destino.
Si una persona con LC externo es reprobado en un examen puede aducir un sinnúmero de causas: el profesor no explicó bien o fue muy exigente, en el aula había mucho calor, etc. Pero le será difícil mirar adentro suyo para hacerse responsable.
Una persona con LC interno está permanentemente mirándose al espejo, buscando la responsabilidad de sus propios actos. Una persona con LC externo también está mirándose al espejo, pero el mismo está torcido y no refleja su imagen, sino la imagen de los demás. Es decir, mira en el espejo para ubicar a los culpables y no a sí mismo.
En cuanto al liderazgo, hay estudios que demuestran que los líderes con los LC interno logran mejores resultados.
En un estudio publicado en la revista Personnel Psychology, con 89 supervisores y sus 345 subordinados, F. Luthans and H.W. Hennessey encontraron que el LC afectó el nivel de satisfacción y productividad de los subordinados. Los que tenían alto el LC interno tenían un diferencia significativa positiva.
Estudios demuestran que las personas con un LC interno tienden a asumir posiciones gerenciales y de liderazgo y prefieren estilos participativos, porque sienten que pueden aportar. Por otro lado, los que tienen el LC externo están más dispuestos a ser guiados, requieren trabajo más estructurado y de menos cambios. Actualmente, sabemos que a nivel ejecutivo tener un LC externo es perjudicial. Cada vez los retos son mayores y se requiere que las personas asuman su responsabilidad, estén dispuestas a recibir el poder y actuar por su cuenta. ¿Cómo podemos aprender si cada vez que nos ocurre algo culpamos a todo lo que nos rodea?
Cuentan que un conejillo de indias le dice al otro: “He logrado domar a ese hombre de blanco. Cuando oprimo un botón, he logrado que me dé un trozo de queso”.
Como demuestra esta historia con humor, de la perspectiva depende nuestra sensación de control.
Si usted permanentemente justifica con las circunstancias las causas de sus problemas estará cediendo el control de su vida a los vientos del destino.