… Puede dar una imagen equivocada y restarle oportunidades en el futuro.
Algunos de los errores que cometen los conferencistas son:
Hablar del contenido sin motivar a la audiencia:
Algunas personas piensan que porque están en un podio la audiencia tiene que escucharlos. Esta es una creencia equivocada porque las personas podrán estar físicamente presentes pero sus mentes pueden estar en alguna otra parte. Es importante que el presentador empiece con algo que motive a la audiencia a escucharlo. Puede ser una historia, anécdota, estadística impactante o alguna dinámica que los despierte. Pero la motivación que use debe estar conectada al contenido. Cuando un expositor cuenta un chiste que no tiene nada que ver con lo que va a hablar, la gente siente que pierde su tiempo.
Usar los “Power Points” como guía de memoria:
Un error frecuente en expositores es que arman “Power Points” llenos de texto y se dedican a leerlos en la presentación. La audiencia no necesita alguien que les lea las láminas, necesita más una persona que los convenza, que los cautive, que los motive hacia alguna idea central.
Nuestro rol como expositores no es transmitir información, para esto podemos mandar un correo. Nuestro rol es influenciar, convencer o lograr que las personas crezcan o aprendan.
No ser coherentes con el mensaje que trasmitimos:
Hace poco fui a una presentación donde el expositor hablaba sobre la creatividad y la innovación. Si bien el contenido de la presentación era de creatividad, su forma de hacerla era totalmente tradicional. Estaba parado frente a un podio, vestido formalmente, hablaba con mucho formalismo y rigidez. Se notaba la incoherencia entre el mensaje y su propio ser. La coherencia ayuda a darle credibilidad a nuestro mensaje, cuidémosla.
Hablar rápido:
Cuando un expositor está nervioso o se siente amenazado por la audiencia puede cometer el error inconsciente de hablar rápido. La velocidad al hablar es una variable no verbal que trasmite información. Por ejemplo, uno puede variar la velocidad para lograr que la audiencia perciba urgencia o dinamismo o puede reducir la velocidad con el fin de enfatizar algún punto importante. Cuando el expositor está nervioso y empieza a correr, pierde estas oportunidades.
Hablar sin pasión:
He dejado para el final el error más importante que cometen los expositores: hablar sin pasión. ¿Cómo podemos pretender que la audiencia se interese en nuestro tema si nosotros primero no estamos apasionados por él? Cuando no existe pasión, existe monotonía, el discurso es plano, no convence, no persuade. Más bien aburre, cansa y las personas pierden su atención. Mi consejo es que evite hablar en público sobre temas que no lo apasionan. Se hará un favor a sí mismo, pero sobre todo le estará haciendo el favor a la audiencia.
Cuentan que había un orador muy egocéntrico que estaba dando un discurso en un pueblo. El expositor se da cuenta que una persona en la audiencia estaba llorando y se sintió muy bien de haber impactado a esta persona con sus palabras. Al final de la conferencia se le acercó y le dijo: “Buen hombre, lamento haberlo impactado con el poder de mis palabras”, a lo que el hombre le respondió: “De qué hablas, yo lloraba porque tu barba me hacía recordar a mi chivo que acaba de morir”.
Cuando el expositor está centrado demasiado en sí mismo, en su ego, muy preocupado en impresionar, puede cometer el error de caer soberbio.
La audiencia percibe cuando el orador tiene el genuino deseo de servir y entregar con cariño y, en reciprocidad, devuelve su atención e interés. Piense en servir en lugar de pedir.