Enfrentando la muerte con la vida

Tenía una cita del doctor y estaba retrasado como siempre, me tocaba una larga espera. Pero tuve la suerte que una pareja de ancianos se sentó a mi lado en el consultorio. Él tenía 78 años con muchos problemas de salud, ella muy sana a sus 74. Él me empezó a contar sus problemas de salud, a enumerarme todas sus enfermedades que no eran pocas, y yo empecé a indagar y a interesarme por su vida. Había sido un gran empresario peruano, había inclusive sido ministro, tenido una empresa que dió empleo a 3,000 personas en su tiempo. Me armé de valor y le hice una pregunta difícil:

– ¿Cuántos años te quedan de vida?

– Entre 3 o 4 años me respondió, como si respondiera si tiene frío o calor, es decir sin inmutarse para nada.

– ¿Qué crees que pasa una vez que te mueres?, le pregunté con curiosidad.

– Nada, te mueres y punto, yo no creo en huevadas, me respondió tajante.

– ¿Te sientes tranquilo de morir, no te da  miedo, creyendo que todo se acaba?, le pregunté para entenderlo un poco más.

– Para nada, dejo una familia maravillosa, he servido a mi país y he creado empleo para miles. Solo tendría miedo sino hubiera dejado nada. Me respondió, totalmente en paz.

Esta historia nos recuerda que la vida hay que vivirla pensando que en cualquier momento nos toca morir. Nadie tiene la vida comprada.

¿El día que le toque irse de esta tierra, habrá hecho las cosas importantes? De lo contrario, ¿qué espera para empezar?