El colegio y la universidad están repletos de cursos de lenguaje, nos enseñan a hablar, a escribir y a expresarnos en general. Pero no existe, salvo contadas excepciones, cursos de escucha activa en la currícula. Sin embargo, es una habilidad que todos necesitamos y que el entorno de negocios de hoy requiere más que nunca. La mayoría de conflictos se dan porque las partes no se escuchan. Ojo, sí se oyen, pero no se dan el trabajo de escuchar para entender. En un estudio se encontró que el 30% del tiempo de los gerentes se pierde enfrentando conflictos. Conflictos que no existirían si tomáramos el tiempo de escuchar.
¿Por qué es tan difícil escuchar? En parte, porque el ser humano habla a un promedio de 150 palabras por minuto, pero nuestra mente tiene la capacidad de escuchar hasta 1000 palabras por minuto.
Es decir, tenemos una enorme capacidad de procesamiento en nuestra mente y a veces la usamos para otras cosas. Normalmente cuando nos hablan es fácil empezar a buscar la respuesta a lo que nos están diciendo, divagar mentalmente, tratar de adivinar lo que el otro va a decir o empezar a juzgar a la persona de alguna forma. Pero si bien nuestra mente tiene mucha capacidad de procesamiento, tiene muy poca capacidad para prestar atención.
No podemos neuronalmente hacer multitarea en atención; si no le prestamos atención al que habla al 100%, no vamos a escuchar al 100%. Mejor, usemos nuestra capacidad mental para escuchar lo que se dice y lo que no se dice. Las emociones, el lenguaje no verbal, escuchar con curiosidad sin juzgar. Escuchando no desde nuestro punto de vista, sino del punto de vista de la otra persona.